Yo voto SI al agua

Hoy tenía un dilema moral a la hora de ponerme a escribir. No sabía si empezar la tercera entrega sobre la creación del mundo o deleitarme con una descripción preciosa sobre mi lugar especial. Ambas me tenían enganchado. Una con su humor y la otra, con su potencial a la hora de hacerme soñar. Por desgracia, antes de sentarme frente al teclado, me dio por leer el periódico mientras desayunaba. Así que como este es mi blog y soy yo quien decide, es en la parte de los comentarios donde podéis opinar con libertad, hoy os tocará soportar mi ira social.


Bueno, el hecho es que Coca Cola ha creado un ERE que afecta a mil doscientos cincuenta trabajadores en España (por ahí he oído que pueden llegar incluso a los mil quinientos, no estoy seguro). Así que esta entrada trata sobre otra de esas "pequeñas" compañías con buenos beneficios, que ha decidido subirse al tren de las nuevas oportunidades que les abre la reforma laboral impuesta por el gobierno.


¿Qué motivo han dado? Como siempre, un mercado competitivo. Pero encima, despedir a mil doscientos cincuenta trabajadores provoca unas ligeras mejoras en la compañía de las que no han hablado como por ejemplo, hacer que el resto de la plantilla le entre miedo y trabaje más duro. ¿A que es una buena idea? Si es que no sé porque no le dejaron hacer lo mismo a Telefónica...

La creación, esa rara casualidad 2

Por si acaso, en esta ocasión os recomiendo leer la primera parte (que está debajo de esta) para que haya continuidad, antes de empezar con esta entrada. Que la disfrutéis.

Tras el problema de los dinosaurios, Dios tardó un tiempo en recuperarse. Era incapaz de mirar a la tierra sin que le doliese ver que Saurus, colmillitos, tres dedos y el malo de Trex, habían desaparecido para siempre. Aquello no podía volver a ocurrir. Era ilógico que por un pequeño problema como un ligero apocalipsis, todo se fuese al traste. Era un asunto tan serio, como el incidente antes de crear la gravedad. Tenía que idear una solución para que aquello no volviese a ocurrir.


Al principio, pensó en cubrir todo con una red invisible alrededor del planeta; más que nada para que las cosas se quedasen dentro. Lo llamó, atmósfera. Funcionaba más o menos bien. Vamos que dejaba las cosas dentro. Pero estaban flotando sin control, como si les hubiesen dado un chute de Red Bull. Sin embargo, no era eso lo que quería. Además ¿y si en lugar de caerse al vacío infinito se quemaban? ¿Y si era un maremoto lo dejaba todo destrozado?

La creación, esa rara casualidad

En toda película que se precie, siempre tiene que haber dos polos opuestos enfrentados. Gatos contra perros, los ninjas contra los samuráis, los dinosaurios devorando seres humanos como si fuesen golosinas o robots que quieren ser libres. La lucha del bien contra el mal o contra las injusticias es una guerra tan antigua, que siempre ha estado allí. Pero ¿Cómo empezó todo? ¿Y cómo terminará?


Se rumorea que antes de que nada existiera, Dios estaba mirando al vacío infinito pensando que hacer con todo aquel espacio. Llevaba cuatro eternidades allí sentado y empezaba a aburrirse de no hacer nada provechoso con su tiempo. Necesitaba distraerse con algo y organizar aquel lugar, era el mejor plan de los últimos siglos.


Lo primero, fue crear la luz y ver todos los rincones de los que disponía para llenar de trastos y ocurrencias. Resulta que la nada era mucho más extensa de lo que nunca se había imaginado, allí dentro cabía de todo. Era alucinante. Con una sonrisa ante tantas posibilidades, lo llenó con dos globos. Eran unos globos traslucidos, que flotaban sin que nada les molestase. Hermosos como ellos solos, llenaban el vacío aunque no lo suficiente.

Din don Suena el reloj

En un ataque de felicidad extrema ante la entrada de año nuevo, de gentileza única que nos otorga la navidad con sus villancicos, me toca a mí ser la nota discordante que tiña de gris esta rosada realidad. No todas mis entradas iban a ser cómicas. Hay una época en la que estoy triste. Tan triste, que no puedo ni llorar.


En mi tradición privada, en lugar de mirar con esperanza el año nuevo, examinó el que quedó atrás mientras me despido de todo lo que me regaló. Es así como extraño las sensaciones que nos han acompañado desde que éramos niños y que la mayoría, tiene olvidadas en un rincón de su cerebro.


Por ejemplo, seguro que habéis olvidado cuando íbamos por la calle con una mochila más grande que nosotros, donde llevábamos nuestro peso en libros para un día de clase. No como los flojuchos de ahora, que el que no tiene taquilla en el instituto le ponen una mochila con ruedecitas para que no se haga daño. Si es que no me extraña que luego les falte fuerza a los pobres.

 
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