El ego...

Hoy voy a hablaros de alguien que me gusta mucho. Alguien a quien respeto, admiro y quiero desde lo más profundo de mi ser. Alguien que es inteligente, locuaz, con un afinado y mordaz sentido del humor y capaz de lo imposible cuando le interesa. Una persona increíble en todos los aspectos importantes de la vida. Seguro que ya sabéis de quien hablo... Si, de mí.


A ver... como semana tras semana estáis tras la pantalla devorando mis palabras, no tendré en cuenta la carcajada general que habéis lanzado ante mi descripción. Puede que haya sido algo desmedida, pero es en el buen sentido por lo mucho que me quiero y... ¡Bah!Basta de rollos. La verdad es que esta entrada solo tenía un fin y es agradecer los comentarios, los +1 de google y a todos los que escribís a mi correo en uno u otro momento.


¿Por qué de título tiene "El ego del escritor"? Muy bien mis queridos lectores, muy buena pregunta. Aunque en mil y una entrevistas siempre os damos las gracias por vuestra fidelidad, por las amables palabras que nos dedicáis o por aquellas críticas constructivas de las que aprendemos, hay un secreto que todos los escritores ocultamos por vergüenza. Tenemos miedo... cada año, cada mes, cada día, cada libro, cada capítulo, cada renglón, cada palabra nos asusta. ¿Os imagináis lo que es exponer vuestro trabajo a un público al que no podéis ver, ni le importan vuestros sentimientos?


Es fácil acusar a alguien de no haberse esforzado lo bastante en tal capítulo o que esta semana en vez de hacer algo memorable simplemente nos olvidamos de... El anonimato de Internet ayuda a que muchas personas a que den rienda suelta a su ira, su falta de respeto o a un sentido del humor que raya el mal gusto hacia gente que muchas veces pone todas sus ilusiones en lo que está haciendo. Sin embargo, yo en ese sentido estoy teniendo muchísima suerte. La gente con la que estoy tropezando está resultando cordial, inteligente y divertida. Las críticas que me habéis dado me han ayudado a ampliar mi punto de vista madurando mi trabajo hasta volverlo mucho mejor de lo que nunca fui capaz de creer.

Emaleth

En esta vida solo tengo dos cosas seguras. Que el mundo no es tal y como creí conocerlo hasta el día de hoy, y que si me quedo quieta, mi novio me matará.


Os preguntaréis quién soy. Mi nombre es Emaleth, reina de las cortesanas de Batiriel, el mágico reino de las hadas. Descendiente directa de la gran Amentxumekatoriparisopiomun y el gran rey Afosiquetoli… toli… toli algo. Mierda, aún no me lo sé bien. Todo el tiempo dándome vueltas los dichosos nombres en mi cabeza y no soy capaz ni de recordar eso.


Solo puedo asegurar que soy Emaleth, la verdadera descendiente de las hadas. Abandonada en secreto para confundir a nuestros enemigos, me crie entre humanos ignorando mi derecho de nacimiento. Pero ayer, ayer me abrieron los ojos a la verdad y el cabrón que lo hizo me dejó sola con un montón preguntas sin respuestas y otro montón aún más grande de gente que ahora quiere matarme.

Miedo

Hoy sé que es domingo, aunque no me importa gran cosa. Para mí el domingo es como un lunes cualquiera o el miércoles de la semana que viene. Tan solo un día más. La única diferencia es que hoy, no me apetecía despertar. Estoy cómodo, seguro, feliz, me sumerjo entre mis fantasías flotando de la consciencia a la inconsciencia como si no tuviese ningún problema. Como si pudiese permitirme soñar todo el día con tonterías. No quería levantarme, es la verdad, pero el exterior se empeña en hacerse notar intentando arrebatarme mi paz interior.


Abro los ojos analizando el lugar en el que vivo. Miles de veces, he oído como la gente se queja de sus apartamentos como si fuese un lugar indigno. Si tuviesen el mismo espacio que yo, verían que sus tremendos castillos son motivo de dicha en comparación con el agujero en el cual hago mi día a día. Supongo que esa es la razón por la que no tengo tele, ni lavadora, ni siquiera una triste nevera. No hay espacio…


A pesar de todo, no me quejo. Al contrario que muchos otros, por lo menos tengo un sitio donde dormir calentito. Fuera llueve, hace frio y a veces nieva. Fuera es malo, fuera es dañino, fuera es peligroso.

Que hacer cuando buscas un agente

Uno de los mayores problemas a la hora de buscar editorial o agente, es que los autores nos encontramos perdidos y sin saber que hacer. He aquí 10 consejos sacados de la agencia literaria Diana Finch que me he tomado la libertad de traducir al español (No literalmente, sino como mejor me han parecido para que los podamos leer con más comodidad).


1. Si escribes en varias categorías, mejor busca un agente que se encarga de todo tu trabajo a la vez. Podría ser tu complemento perfecto.


2. El mandar correos masivos sin tener en cuenta las especialidades de cada uno de los agentes, es una pérdida de tiempo y gastos de envío. No todos ellos serán una buena opción. De hecho, el número de verdaderos partidos que encuentres, serán producto de la investigación. Recuerda que al igual que a ti, a los agentes les encanta saber que se les ha buscado de manera individual y se les explica la razón de su elección. Por ejemplo, "Por la manera en que has representado a tal, creo que serías un gran agente para mi trabajo."

 
Diseño: Oloblogger