Al cerrar los ojos...

Cierro los ojos y veo las cenizas de un mundo sumergido en el caos, mutados persiguiendo a los últimos supervivientes que quedan de la humanidad que intentan permanecer con vida. Abro los ojos y el sol entra radiante por mi ventana alumbrándome en un nuevo día tranquilo. Cierro los ojos. La música y la poesía me transporta más allá del firmamento a un mar de estrellas donde acaricio a la osa menor sin que su otra constelación rival se enfade. Abro los ojos y la gravedad me tiene atrapado con su abrazo, negándose a que extienda mis manos al cielo infinito y vuele por siempre con las nubes.


Cierro los ojos y veo monstruos y villanos, héroes y princesas que necesitan ser salvadas. Veo heroínas enfrentándose al mundo por el amor que anida en su corazón y como un niño cualquiera puede sobrevivir a los problemas de un mundo que no le quiere. Abro los ojos y veo en las noticias como otro niño se suicida, como familias se destruyen y como el tono rosa con que pinto mis sueños se vuelve negro con la realidad.

Como conseguir un buen trabajo

Tras analizar un millón de variables de lo que podría llegar a interesar a todas las personas del planeta, he dado por fin con un tema impactante ¿Cómo narices hago para encontrar trabajo de una vez? Porque seamos sinceros, es lo que más nos está costando estos días.


Como habéis sido fieles seguidores de las locuras de mi blog, voy a intentar ayudaros con unas pocas ideas que espero os hagan sentir mejor.


Vendedor de patatas fritas: Un estudio riguroso de las fábricas de patatas fritas, me ha demostrado que aquí hay un filón que pocos saben aprovechar. Os muestro los pasos a seguir para que funcione al cien por cien.


Lo primero es conseguir unos tiestos y poneros a plantar patatas como locos. Conseguid bolsas de plástico y una máquina que envase al vacío con precisión. Una vez las tengáis, las cortáis en tiras finas y atención, MUY importante, ponéis dos rodajas en bolsas gigantescas. Con un bolígrafo, ponéis una carita sonriente y un anuncio original. Algo así como “Las únicas patatas 100% caseras” y las vendéis a 3 euros la bolsa.

¿Eres feliz?

Como cada día me despierto, abro los ojos y me quedo en la cama tan quieto que parece que estoy muerto. Diluyo mis pensamientos con sueños imposibles, mientras la realidad se impone y me aleja de Morfeo. Es en esos momentos cuando he podido disfrutar de ser rico y derrochar millones en fruslerías, de ser más que pobre e intentar sobrevivir en la indigencia, de viajar por el mundo y conocer culturas y personas diferentes, de negarme a salir de casa y ver como las cuatro paredes que forman mi hogar aumentan mi miedo hasta el infinito, de ver un caballo salvaje y montarlo para escapar bien rápido perseguido por millones de tarántulas. Cuando lo imposible me acaricia, le dejo y lo disfruto.


Entre todos esos pensamientos, hoy me vino a la mente algo que extraño mucho de mi ciudad. Es un reloj despertador que me compró mi padre por mi cumpleaños hace ya algún tiempo. Creo que nunca se lo dije, pero me encantó. Era un aparato chino (Como todos los que tenemos en la actualidad) que tenía hasta un sensor para medir la temperatura. Sin embargo, el sensor había que pegarlo en la ventana y por miedo a que cayese en la cabeza de un vecino nunca me atreví a colocarlo. Al igual que jamás puse ninguna de las emisoras de música que podía captar, ni lo usé de despertador ya que el sonido que hacía era demasiado estridente.

Para esa gente especial...

Si en algún momento alguien me preguntase que es lo que más hice durante mi infancia, no lo dudaría. Leer. Desde que tengo memoria siempre me ha gustado. Recuerdo aquellos libros de bolsillo que me daba mi padre sobre pájaros y setas. Supervivencia en la selva o en la montaña. Cocina saludable o rica y sabrosa.


Recuerdo como le suplicaba a mi madre cuando íbamos al Sabeco de las afueras de Vitoria (Aquel centro comercial taaaaan lejano en aquel entonces) para que me dejase a solas en la sección de los libros y sentarme a leer en lo que ella hacía la compra. Recuerdo el primer día que leí Rudiguer, el pequeño vampiro o como me reí con el pirata Garrapata. Aquel primer día en que conocí la biblioteca de la Florida y cuando me echaron de la misma al no poder contener mi risa con las aventuras de Tintín. Me recuerdo discutiendo con una genetista sobre el ADN y los cambios evolutivos tras haber leído "La hija de Júpiter" y que se quedó impresionada con mis conocimientos y también como Lestart el Vampiro me conmovió hasta lo más profundo. Recuerdo que a mis mejores amigos y solo a ellos, les premiaba con mis mayores tesoros. Mis libros preferidos, intactos, para que al igual que yo tuviesen el placer de vivir a su lado mil aventuras.

La amante discreta

He conocido reyes y plebeyos. A ricos y pobres. No son pocos los que han sentido mi caricia ansiosos por que les tomase y tampoco son pocos, a los que he tenido que forzar contra su voluntad.


Tengo un hambre que nunca se sacia. Un corazón tan sensible que siente el dolor del mundo entero y unos pensamientos que nunca perdonan. En mi curiosidad, a veces tomo al novio amante a escondidas de su prometida. Otras veces, solo miro como se aman sin involucrarme. Sin que me descubran. Sabiendo que tarde o temprano, destruiré su felicidad.


A veces juego a asustar y otras, ayudo a sobrevivir. Soy lo que soy y no puedo remediarlo. Disfruto cada segundo como si la eternidad fuese insuficiente para mí. Sé mucho sobre la vida, aunque nunca lo bastante como para que alguien no me sorprenda. Es en los momentos cuando tememos perderla, que la gente se hace grande. Que viven por primera vez al límite de sus posibilidades y se descubren a si mismos como lo que son. Héroes y villanos, víctimas o verdugos.

 
Diseño: Oloblogger