El momento de Sara

La voz de la conciencia dormía tranquila esa mañana. El veneno de las palabras con las que cada día la juzgaba aún estaba en fase rem y no parecía que estuviese preparada para molestarla en un buen rato. Tener ese momento de paz interior era algo extraño y relajante; así que cuando Sara se puso en pie vislumbró lo que era sentirse bien por primera vez en mucho tiempo.


Al mirarse en el espejo, este, le devolvió una imagen de una chica escuálida y con ojeras de no haber dormido bien la noche anterior. El pelo negro enmarañado en un peinado imposible era algo con lo que tendría que luchar más tarde. Desnuda, tal y como estaba, se metió a la ducha para que el agua fría estimulase su cuerpo. Apoyó las manos contra la pared y se relajó mientras las caricias de la lluvia improvisada la limpiaban.

Vida Eterna

¿Y si murieses ahora mismo? ¿Qué querrías que te pasase?


De manera inconsciente con esa sencilla frase tus pensamientos ya volaron a un destino. Ese beso sin dar, ese sueño sin alcanzar, ese puñetazo que nos reservamos para el momento oportuno... Es el final de un momento lo que nos hace darnos cuenta de lo que es importante para nosotros.


Esa vez en la que dándonos un último beso de despedida decimos adiós para siempre al que sabemos será nuestro gran amor. Ese instante en que miramos a nuestros compañeros de clase o del trabajo y sabemos que cuando crucemos la puerta de salida nunca más podremos volver atrás. Tras una noche fantástica de carnavales en la que nos regalamos amor con una persona que ni se quitó la máscara ni nos dijo su nombre… Esos instantes terminan, muchas veces, para no volver.

 
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