Yo me bajo en la próxima ¿y usted?

El 21 de enero fue el aniversario de la muerte de Adolfo Marsillach y, aunque se me pasó un poco debido a diversos factores, tenía algo preparado en su honor. Un pequeño microrelato que no hará justicia a este actor, autor dramático, director de teatro y escritor español, pero que es mi manera de honrarle. Espero que os guste.


El tiempo en aquel tren parecía perderse por completo. Era como, si al pasar a toda velocidad por las distintas ciudades, capturase pequeños instantes en la vida de las personas para conservarlos de manera superficial en su estructura fría e inhumana. Aquel armatoste, dotado con la fuerza de cien hombres, podía absorber la esencia de un beso fugitivo dado a escondidas en el último andén que visitó o nutrirse con las lágrimas de una familia que se rompía al perder a su miembro más querido. Por eso estaba mirando con tristeza como la gente se despedían ilusionados con promesas que no iban a cumplir y sonrisas dolorosas ante un adiós que llegaba demasiado pronto.

Buenos deseos

Bueeeeenaaas a todos mis queridos lectores ¿me habéis extrañado? Seguro que sí. Os imagino brindando en los bares, saltando de vuestros asientos frente al ordenador o chillando de alegría en el autobús cuando, al revisar vuestro móvil, leéis este nuevo post. Lo primero, y ante todo, quiero pedir a cualquier lector de más de cien años que limite los saltos de alegría a meros gestos de felicidad. Me sentiría fatal si alguien se cae y se hace daño por mi culpa. Lo segundo, que no, que no se me ha olvidado, es felicitaros este 2015. ¿¿¿Guau!!! ¡Felicidades! ¿Los reyes se han portado bien? Si la respuesta es no ¿qué habéis hecho de malo? ¿Mereció la pena? Espero que sí.


Yo por mi parte no me quejo. Traje fantasmas a vuestra vida, demonios, el fin del mundo y algún que otro asesinato. Regalé pensamientos filosóficos e intenté que lloraseis en algún que otro momento. Así que de premio, porque me lo merezco y soy así de guay, me trajeron un móvil nuevo, camisetas, pantalones, un par de libros y más inspiración para torturaros con más historias en este año entrante.

¿Y si murieses ahora mismo? ¿Qué querrías que te pasase?

De manera inconsciente, con esa sencilla frase, tus pensamientos ya volaron a un destino. Ese beso sin dar, ese sueño sin alcanzar, ese puñetazo que nos reservamos... Es el final de un momento lo que nos hace darnos cuenta de lo que es importante para nosotros.

A la hora de escribir veo en mis personajes una extensión de la vida. Puede que ninguno de ellos sea real, pero las emociones, los impulsos y su día a día es algo que queremos. Fueron millones los que soñaron hacer magia con Harry Potter, las mismas personas que soñaron caer en una de las cincuentas sombras de Grey ¿y qué me decís de a cuantos de vosotros no os habría encantado resolver el enigma del código Da Vince?

Esa gente es real para el escritor que conoce todas y cada una de sus manías. Pero también lo son para el lector que vive y ama cada página como si fuese él el que está sumergido entre las letras de esa novela. ¿Quién puede decir que no es así?
 
Diseño: Oloblogger