Para nuestro amigo...

Españoles, el rey se va. Se jubila. Abdica. Esa es la gran noticia de la semana. No sois capaces de entenderlo, lo sé, por eso tengo que avisaros de que estamos en un lio... ¿Qué será de nosotros ahora? ¿Quién estará lleno de orgullo y satisfacción estas navidades? ¿El abuelo? No. El abuelo no tenía ese no sé qué que al mirarle en la tele nos hacía decir "Ahí está el de todos los años". Porque al igual que el turrón, Juanca, como le llamamos los amigos, siempre vuelve a casa por navidad. Nos mira desde la caja tonta y siempre le tenemos orgulloso y satisfecho aunque este año hayamos vuelto a votar a Rajoy.


Así que aunque en África los elefantes hayan entrado en éxtasis haciendo la ola ante la noticia y Felipe esté dando saltos de alegría junto a Leticia, yo estoy triste. Estoy muy triste, aunque no tanto como los hospitales de Madrid que ya no tendrán publicidad gratuita cada vez que su majestad vaya a visitarles. Porque hasta en eso pensaba Juanca. Los hospitales, llenos de profesionales, no habrían podido sobrevivir sin su presencia. Todos los pacientes del mundo no generan ingresos como lo hace su cadera o sus rodillas. Es por culpa de esos detalles que van a tener que privatizar todo, porque no vamos con la prensa a cada intervención que nos hagamos. ¿Intimidad para qué?



Cambiando de tema ¿habéis pensado ya en quien va a estar las monedas? Es un tema que me asusta mucho. No puedo ni dormir imaginándolo. ¿Felipe? Por el amor de Dios, que disgusto... desde ya os digo que no es una buena opción. Fijaos en el porte que tenía Don Juan Carlos en las monedas de cinco pesetas ¿Os acordáis? Que presencia, que garbo. Era el chulo del pueblo, el Clint Eastwood de España. Tanto era así, que si no tenías una de esas en el bolsillo decías con voz triste "No tengo un duro" y todo el mundo sabía que eras un muerto de hambre, un pobre alma en pena que ni siquiera podía invitar a un café a sus amigos al salir de fiesta. Ahora, cuando el euro tenga la cara de Felipe será algo así como "No tengo un euro" y... no pasará nada, porque le vamos a ver esmirriado y escuchimizado como el resto de España. Pobrecito. A ver si conseguimos que su mujer le de un buen almuerzo y empieza a coger algo de peso que da pena verle.


Otro dilema al que nos enfrentaremos será cuando nuestros hijos estén haciendo los deberes y nos pregunten quien es el rey de España. Tantos años con el mismo, que seguro que nos equivocamos. Si es que llevamos muy mal los cambios. Además, ¿y si dudamos entre Felipe y Leticia? Yo aún no estoy convencido de quien lleva los pantalones en el palacio. Como demostró Shrek, las princesas no son como Disney nos hizo creer.


La buena noticia es que por lo menos cuando Juanca vaya a ver las obras, como el resto de los jubilados, puede que llegue a acompañarle Corina. ¿Cuantas veces puede presumir uno de la construcción que les está mirando el culo una chica así? Toda una novedad que seguro les sube el ego. Otra cosa buena es que ahora, que no le vigilaran tanto, podrá ir a visitar al marido de su hija para decirle cuatro cosas bien dichas con un garrote.


Sé que sabéis de quien estoy hablando. Pero al contrario de lo que pensáis puedo asegurar que conociendo a Juanca como le conozco, no le ha molestado que Urdangarin haya robado. La codicia es algo humano y es comprensible que a algunos les venza la tentación, pero el dinero que se dejó su majestad en la escuela de su hija para que ahora no sepa nada, nada le conste y no tenga ni idea, no se lo perdona. Seguro. Es que vamos, teniendo el DNI número catorce se equivocó. Estoy convencido de que antes de estar tan enamorada sabía contar por lo menos hasta el quince, convencido. Bueno, casi seguro. No sé, quizás si que sabía. Vale, puedo equivocarme...


Aunque ese no es el tema, estábamos hablando del rey. Siempre me pierdo porque en nuestras conversaciones muchas veces salen temas como cuando me confesó que si no llega a haber vendido "El bribón", ya sabéis el barquito ese con el que daba paseos por las regatas, le iba a haber llamado "El yerno". Estaba convencido de que nadie habría notado la diferencia y en las comidas de la familia habría sido unas risas.


Risas. Justo lo que necesita después de tantos desastres. Hubiese sido el final perfecto para los sueños de un gran hombre. ¿Qué nos importa que gracias a él tengamos la democracia? ¿acaso eso merece fidelidad? ¿respeto? No. No somos Esparta, sino España y aquí no agradecemos nada que haya quedado en el pasado. Con nosotros hay que ganarse el pan cada día a riesgo de que un error tape todo lo bueno que hayas hecho. Así que poco importan los acuerdos que haya firmado intentando dar trabajo a su pueblo, ni los esfuerzos en mantener unido un país que se quería desmantelar. No nos importan sus desvelos cuando la situación política le salpicaba a pesar de que a veces estaba en contra de lo que estaba sucediendo. No nos importa nada, salvo esas caídas tan graciosas que tenía y que eran la comidilla de sus admiradores.


Así que en fin, querido Juanca, para mí ha sido un placer vivir en un reinado tan tranquilo como el tuyo y disfrutar de los buenos y malos momentos. Lamento profundamente que unos pocos años de mala prensa hayan manchado algo que iba a terminar sin demasiados escándalos por tu parte y de todo corazón, nadie es perfecto así que no le des muchas vueltas a lo que está sucediendo y disfruta de este merecido descanso.


Y ahora me despido de todos hasta la próxima entrada deseando larga vida a... Tirion Lanister que es el que peor lo está pasando en estos momentos.

1 comentario:

  1. Jajajajaja

    Ha sido muy pero que muy bueno. Me ha encantado. Me ha echo reír muchísimo.

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