Caminando con dragones

Cuantas noches en el silencio de la oscuridad he gritado un nombre que jamás he oído. Cuantas he suplicado por algo distinto, de lo que este planeta es capaz de dar. Cuantas veces me he limitado a refugiarme en mis fantasías, intentado encontrar algo remotamente parecido a lo que leí en los libros.


Supongo que esa es la razón de que me criase rodeado de dragones, hadas y princesas. De que una parte en mi interior, aun guarde espacio para que habite la magia. La deseo, la necesito, la busco y la doy, con la misma facilidad con la que la encuentro.


No dudo que la vida esté llena de personas como yo, gente que anhela en su rutina una parte de amistad, amor, magia, compañerismo, desenfreno, imaginación, aventura, deseo, erotismo y tantas otras cosas que solo conocemos cuando dormimos. Quién sabe si algún día tendremos el valor de tomarnos la libertad para coger nuestros sueños y crear algo con ellos. Un mundo nuevo. Una forma diferente de vivir en el que se respeten pensamientos y opiniones. Un lugar con la suficiente madurez, que permita saber lo que es justo y actuar en consecuencia. Un sitio en el que los actos hablen de cómo somos y no tan solo de lo que queremos.



Tal vez, al hacerlo, lleguemos a donde estábamos destinados. Levantándonos con la promesa hecha realidad de aquello que debimos ser y que por desgracia, aún no somos. Después de todo está comprobado que la vida aún está llena de capullos, que desean convertirse en mariposas.

4 comentarios:

  1. Me encanta cómo expresas tus ideas y sentimientos, te envidio esa facilidad.

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  2. Espero que lo de "Capullo" no valla por mi, Je,je,je,y menos lo de mariposón. . .
    Fuera de bromas, esta muy bien, en el fondo, pero muy al fondo, todos llevamos dentro un chiquillo, el cual lucha por salir, pero para nuestra desgracia, existe un arma, la "Cordura",es el instrumento, con el cual, nosotros mismos no le dejamos aflorar.

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    1. Por eso hay que guardar la cordura para los casos obligatorios y sacar al niño a pasear de vez en cuando.

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  3. Yo no recuerdo haber querido ser princesita de niña, qué aburrido, yo quería entrar en acción, no esperar a que me rescatasen pero si busco los paisajes que me describía en las historias que me contaba mi abuelo y aún sigo buscando.
    La búsqueda se hace más sencilla leyéndote.

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